miércoles, 1 de junio de 2011

UN PASITO PA´LANTE UN PASITO PA´TRAS

Comenzamos el tratamiento descrito en entradas anteriores, a base de, uña de gato, Omega 3, Agua cristal, Refensal, Lisin Prolin y las pildoras de microinmunoterapia prescritas, manteniendo al mismo tiempo la dieta estricta sin azucares refinados, carnes, leche, harinas y pan blancos, sal, y tomando agua mineral de bajo residuo seco, productos integrales, frutas y frutos secos y del bosque cuando era posible, cereales, legumbres, verduras y hortalizas, así como pescado. procurando cocinarlo de forma que la pérdida de vitaminas y nutrientes fuese mínima. Asimismo añadíamos a la comida abundantes especias, tales como albahaca, romero, cúrcuma, pimienta, jenjibre, etc. ; sin que faltasen generosas dosis diarias de nuestro ajo y perejil . Asimismo añadíamos, tras las comidas principales, infusiones de te verde, que mas tarde sustituiríamos por te blanco, de mayor poder antioxidante. Todo ello, siguiendo las indicaciones del ya mencionado libro de cabecera titulado "Anticancer" escrito por David Servan Schreiber, y las recomendaciones de nuestra doctora .

Asimismo dada la amena y relativamente sencilla lectura del libro, una vez lo leimos mi mujer y yo, para seguir aquellas indicaciones que nos parecieran mas interesantes, le propusimos al enfermo que lo fuese leyendo tranquilamente, para que se familiarizase con su enfermedad y comprendiese las razones de seguir una dieta y unos hábitos nuevos, a fin de implicarle en su propio proceso curativo, y de que conociese la historia del autor del libro, pensando que ello podría, a su vez darle ánimo y esperanza en su recuperaciòn.

La iniciativa surtió efecto, y a los pocos días comprobamos que el libro suscitaba su interés y que dedicaba largos periodos de tiempo a su lectura. Terminó tan enganchado con su lectura y relectura que lo llevaba consigo a todas partes, incluidas las zonas mas íntimas de la casa.

Durante el periodo en que el enfermo había sido operado y radiado, había sufrido algún breve y esporádico desvanecimiento; Lo que, curiosamente , coincidia , casi siempre, con el momento de la comida principal.


La primera vez que ocurrió, nos asustamos pensando que se trataba de un infarto o una trombosis cerebral. Se encontraba sin fuerzas y casi sin conocimiento;balbuceaba incoherencias y tenía los ojos vidriosos y muy abiertos . No obstante, tras tumbarlo en un sofá y humedecerle la frente con agua fría recuperó poco a poco la consciencia y la normalidad.

Avisamos al Servicio de urgencias, cuyo doctor, tras comprobar la presiòn arterial y realizar in situ un electrocardiograma no observó ninguna anormalidad, siendo diagnosticado como "síncope vasovagal" . Al repetirse posteriormente en otras dos ocasiones, le fué colocado un holter durante 24 horas, sin que, una vez retirado, nadie nos comunicase su resultado, ni nos llamase para prescribir al enfermo algún tratamiento específico. A todo lo cual se sumó que, durante los diez meses siguientes, únicamente se produjeron dos pequeños y breves mareos sin desvanecimiento ni otra sintomatologia, perfectamente achacables a una momentánea bajada de tensiòn . Por lo que no le dimos mas importancia al asunto.

Cuando había transcurrido casi un año desde que le fuera colocado el holter, recibimos una llamada telefónica del servicio de cardiología del hospital comarcal que lo había instalado, para que acudiesemos a una cita urgente al día siguiente, y una vez ante el cardiólogo, este nos informó que habían observado unas arritmias y que era preciso, para evitar futuros problemas, la implantaciòn de un marcapasos; explicándonos detalladamente las razones para ello y los riesgos de no hacerlo. Con igual detalle nos explicó en que consistía la operación y los riesgos de la misma emplazándonos, si aceptábamos la sugerencia, para la semana siguiente, a fin de realizar el implante .


Sorprendidos por el retraso en comunicarnos el resultado del holter, del cual prácticamente nos habíamos olvidado, preguntamos por la tardanza en tomar tal decisión, respondièndonos el doctor, que al parecer el resultado del holter se había traspapelado y al encontrarlo posteriormente nos habían avisado de forma inmediata. Nos miramos recordando lo pasado con el angiosarcoma y nos sonreimos. ¿Que otra cosa podíamos hacer en aquel momento?.


Cuando el mèdico nos preguntó por el mottivo de aquella sonrisa de complicidad, le explicamos la historia del angiosarcoma y los retrasos en el diagnóstico. A pesar de que el doctor no parecía tener nada que ver con el retraso y el traspapeleo, sino mas bien con el espontáneo descubrimiento del resultado del holter y la concertación inmediata de la cita para informarnos del resultado, nos dió toda clase de disculpas; cosa que agradecimos.

Tras firmar el enfermo, la hoja del consentimiento informado, quedamos citados para la semana siguiente.

Llegado el día, a primera hora de la mañana, le fué implantado el marcapasos por la mañana, en poco menos de una hora. Al final de la tarde, tras haber permanecido 8 horas monitorizado y en observación el enfermo salía por su propió pié con el artilugio instalado y haciendo tic-tac, como un reloj nuevo, con pilas para diez años. Largo tiempo, pensamos; teniendo en cuenta la edad y lo que tenìa encima.

El problema fué que aquello limitó uno de los tratamientos prescritos, el Pap-Imi, debido a que la tecnología empleada se basaba en campos magnéticos pulsantes, que podían interferir el funcionamiento del marcapasos ; y por una razón semejante se cerraron tambien las puertas a la aplicaciòn de otro tratamiento que pudiera haber resultado viable, en caso necesario, como la hipertermia . De hecho, cuando, llegado el momento, la doctora sugirió iniciar el tratamiento con Pap-imi, pusimos en su conocimiento la implantaciòn del marcapasos, desaconsejandonos la iniciaciòn del tratamiento tras conocer la nueva situaciòn.

Junto a la dieta mencionada, la microinmunoterapia, y las altas dosis de omega 3 ( hasta 9 gramos diarios distribuidos entre las tres comidas principales ), el paciente tomaba su medicaciòn habitual para la hernia de hiato, así como los anticoagulantes ( adiro ) el hipertensivo ( Emconcor ) y el protector gástrico ( omeprazol ). Mas adelante añadiría "ibuprofeno", para paliar las molestias inflamatorias que ocasionaba el desarrollo del angiosarcoma en la zona mandibular.

Así pasamos los cuatro meses que van de mayo a agosto, con algunas molestias soportables y con un avance muy leve de los síntomas propios del angiosarcoma, y con escasa evolución visible del mismo; por lo que pensamos que tal vez el tratamiento estaba surtiendo efecto, haciendo mas lento su desarrollo.

Sin embargo, al finalizar agosto, comenzamos a comprobar como algunos puntos de aspecto sospechoso situados principalmente en el lecho de la zona operada y radiada, comenzaban a cambiar de coloraciòn y aspecto, así como muy lentamente iba enrojeciendose cada vez una mayor extensión de las áreas circundantes.

En vista de ello, en la primera semana de septiembre concertamos una cita con la doctora, quien tras observar la evoluciòn sugirió realizar un PET, para conocer realmente la localización exacta de los focos activos del angiosarcoma, así como su alcance real, a fin de poder tratarlos, en su caso, mediante electroterapia aplicada localmente; terapia, que no resultaba incompatible con el funcionamiento del marcapasos.

Podíamos haber intentado la realizaciòn del PET a través del hospital donde había sido tratado hasta ese momento, pero el hecho de haber sido desahuciado, junto a los previsibles retrasos, en caso de que fuese admitida nuestra solicitud, debido al caracter limitado y restrictivo con que dicha prueba se realizaba en esos momentos, optamos por realizar dicha prueba de forma privada y a nuestra costa . Tras localizar tres posibles lugares donde obtener el PET en la provincia donde residíamos y comparar los precios, vimos que entre el mas caro y el mas barato había una diferencia de mas de doscientos Euros. Le consultamos a la doctora si ello podría suponer algún inconveniente en cuanto a la calidad del resultado del PET, y nos recomendó que, sin ningún problema fuesemos al más barato. Aún así, la broma salió por 500 Euros.

Dos días mas tarde, a las nueve de la mañana, hora prefijada para la cita, nos presentamos en el mostrador de recepción de la clínica. Tras los trámites administrativos correspondientes, nos pasaron con la doctora que iba a realizar la prueba. Esta nos explicó, detalladamente, en que consistía así como los posibles riesgos de la misma.El paciente firmó la hoja del consentimiento informado, autorizando la prueba. De ahí pasó a un pequeño cuarto, donde debería permanecer, emparedado a cal y canto y totalmente aislado, unas cuatro horas, una vez le hubiese sido inoculado en su flujo sanguineo el producto radioactivo que permitiría detectar los posibles focos neoplásicos.

Mi esposa y yo aprovechamos ese paréntesis para darnos una vuelta por los alrededores y tomar algo, dejando nuestro telefono movil, por si en algún momento era necesaria nuestra presencia; regresando finalmente poco antes de transcurrido el tiempo de aislamiento prescrito . Poco después salía el paciente de su bunkerizado cubículo de aislamiento, recomendándole la doctora que bebiese abundante agua para eliminar los residuos radioactivos y a nosotros , evitar el contacto con el mismo durante, al menos 24 horas.


Nos dijeron que el Informe tardaría aproximadamente una hora, tiempo que aprovechamos para ir todos juntos a comer.

A la vuelta, y previo pago del mismo teníamos el informe en nuestras manos. Desde que la doctora lo prescribió hasta ese momento habían transcurrido escasos tres días. Nada comparable con la quincena, que como mínimo solia tardar en realizarse cualquier TAC por la vía burocrática de la sanidad oficial. Claro que esa diferencia tenía un nombre: 500 Euros.

Desgraciadamente el informe no venía, sino a confirmar lo que suponíamos, aunque no queríamos creernos. El angiosarcoma seguía activo y tenía varios focos, algunos de los cuales ignorábamos totalmente, dado que aún no se habían manifestado exteriormente de forma visible ni dolorosa .Dicho informe recogía el siguiente resultado :


TECNICA:

Se realiza estudio PET/CT con equipo híbrido de GE discovery ST desde cráneo hasta tercio superior de muslo, mediante reconstrucciòn iterativa con dos iteraciones y 15 subsets en modo 2D, con y sin correcciòn de atenuaciòn y adquisiciòn de cortes coronales, axiales y sagitales y administración de contraste iv.

INFORME :

En las imágenes obtenidas se observan varias adenopatías de características hipermetabólicas y morfología redondeada.
Localizadas en :
-adyacente a mandíbula superficial a la misma de unos 12.5 mm de diámetro máximo, parcialmente necrosada ( Standard uptake value - SUV max= 10 g/ml.
-espacio cervical posterior izquierdo en borde posterior de esternocleido mastoideo ( SUV max = 3.5 )
-retromandibular izquierda ( 4.8 g/ml )
-laterocervical izquierda (4.4 g/ml ) de unos 13 mm
-submandibular izquierdo infracentimétrica necrosada, sin incremento metabólico objetivable aunque sugestiva igualmente de malignidad.

En el resto del estudio de cuerpo entero el metabolismo glicolítico presenta una distribución fisiológica, sin observarse otros focos sospechosos de actividad neoplásica.


Resultaba evidente que el angiosarcoma seguía allí agazapado, dando señales de no dejarnos en paz, como un fuego que cuando parece extinguido se reaviva mientras exista un mínimo rescoldo y haga su apariciòn la mas leve brizna de aire.

A cada paso adelante seguía otro para atrás; con lo que teníamos la desoladora sensación de estar siempre en el mismo sitio a pesar de no dejar de movernos sin parar; pero condenados, en cualquier caso a seguir moviéndonos, sin tener muy claro el rumbo.



El tiempo, finalmente premiaría nuestra constancia. Pero en ese momento todavía no lo sabíamos y estabamos sumidos en un mar de dudas.

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